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Milman es reconocido públicamente como un partidario acérrimo de Patricia Bullrich.
La ex Ministra de Seguridad confiaba los casos de gestión más delicados a su funcionario de confianza, desde supervisar los protocolos antipiqueteros a utilizarlo como nexo para intentar apaciguar los reclamos de la madre de Santiago Maldonado, en el momento en que su hijo se hallaba desaparecido.
Nada que pueda hacer o decir el diputado nacional escapa a la órbita de su jefa política. Es el estilo de ambos, uno manda y el otro obedece. Ella ejerce la jefatura de su partido y él oficia de delfín político. En el circulo partidario del Pro Gerardo Milman es Patricia Bullrich.
En estos días se conocieron diferentes situaciones que ubican a Milman como una pista política del atentado contra CFK, que pudiera estar conectada con la pista Caputo de la causa “revolución federal”.
La gravedad de los acontecimientos nos obliga a presentar cronológicamente la actuación del legislador en relación al atentado, sin adjetivar o calificar. Sólo basta presentar los hechos y sus movimientos en el tablero político.
18 de agosto: Presenta un proyecto en la cámara de diputados donde indica “un falso ataque a la figura de Cristina, para victimizarla”.
30 de agosto: un testigo lo escucha en un bar: “Cuando la maten, yo estoy camino a la costa”.
30 de agosto: Asiste a un acto en la ciudad de Pinamar.
31 de agosto: Casualmente luego del primer intento fallido de magnicidio, desactivado por la banda de los copitos (27 de agosto) que pasó desapercibido, requería, mediante otro proyecto, información sobre la custodia de la vicepresidenta.
1 de septiembre: Sabaj Montiel ataca a Cristina Fernández en la puerta de su domicilio.
Luego del atentado la única figura con relevancia política que no lo denunció fue Patricia Bullrich.
La pregunta es: ¿Cuántos en el país imaginaron un posible ataque terrorista contra la ex presidenta? La respuesta: Sólo Milman, que trece días antes del atentado, elucubraba lo que pudo haber sido un contragolpe político mediático, si hubiese salido la bala.
Pero la historia no se agota en la interpretación del legislador sobre la “falange kirchnerista”, que tomaría en chiste hasta el mismísimo Bolsonaro.
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Las dos empleadas parlamentarias de Milman, que festejaron entre risotadas la ocurrencia del diputado al asegurar que “cuando la maten, yo estoy camino a la costa”, intentaron desconocer la reunión en el mítico bar restaurant Casa Blanca, donde los escucho un testigo. Afortunadamente la jueza Capuchetti contaba con filmaciones y fotogramas que confirmaban la versión.
Impulsado por Patricia Bullrich, Milman salió al cruce de la información que surgía del expediente y dijo que se presentaría en la Justicia "para desarmar esta operación berreta". Horas después su abogado recomendó actuar con cautela y presentar un escrito.
La participación del diputado y de su precandidata a la presidencia, Patricia Bullrich, en las marchas dónde ganó notoriedad la presencia del grupo “revolución federal” es visible y notoria.
No es menos evidente, y así lo manifestó el juez que atiende la causa, que los vínculos entre el clima social que se pretendía instalar con actos de violencia, la pista Caputo de financiamiento y el atentado contra Cristina están absolutamente relacionados.
Por el momento existen tres pistas políticas del atentado contra Cristina que se pueden ver en la superficie, sin entrar en procesos imaginativos ni en miradas conspirativas: los abogados del jefe de la banda de los copitos, asesores de legisladores del PRO. El financiamiento del grupo Caputo a revolución federal y las habilidades psíquicas de clarividencia de Gerardo Milman.
Continuará....
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