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Faltando un año para la elección presidencial la CELAG (Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica) encargó un estudio para medir la coyuntura nacional. Se trata de encuestas presenciales, que abarcan una muestra nacional de la población urbana realizada en 24 localidades de 18 provincias del país. El estudio ofrece algunos datos reveladores acerca de cuestiones que no suelen aparecer en la agenda mediática y, al mismo tiempo, plantea una serie de expectativas de cara a la elección. Este tipo de encuentras resultan especialmente interesantes porque miden la térmica social y política sin los estruendos de la pirotecnia electoral, hurgando mas efectivamente en preocupaciones y expectativas. Antes de entrar en el análisis de los números duros del estudio conviene identificar los rasgos sobresalientes del escenario político, tratando de establecer las características generales del oficialismo y de la oposición en cuanto a la personalidad política de cada bloque. Si algo ha caracterizado al gobierno de Alberto Fernández es su candidez, no sólo en lo discursivo sino también en la toma de decisiones.
Por su parte la oposición política se caracteriza por ejercer una crítica cerrada y sistemática, sin lugar para el dialogo o el acuerdo. Parece que entre estos dos bloques: el de los “candidos” y el de los “opositores acérrimos” surge una nueva “Corea del Centro”: el 37,3% de los encuestados cree que la Inflación es un problema que podría resolverse si el gobierno y la oposición se ponen de acuerdo, mientras que un 32,9% pide enfrentar con más determinación a los grandes empresarios. Para un 28,8% es un tema sin solución.
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Otro de los datos distintivos es el que refleja las expectativas de las personas acerca de la situación nacional: el 62,5% aseguro tener esperanza de que pronto el país va a mejorar. Sobre la gestión de Alberto Fernandez el 69% tiene una mirada negativa. Hasta aquí tanto el gobierno como la oposición no pescan en la laguna del interés social. Los “acérrimos” son igual de responsables por la inflación que los “cándidos”. Los primeros por no mostrar interés en posibles soluciones y los segundos por su falta de determinación.
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El estudio, lejos de agotarse en la térmica de la percepción social, avanza hacia temas concretos, que nos deberían hacer pensar sobre la personalidad del futuro gobierno. El 57,2% opto por plantear que “el cambio real sería un gobierno que enfrente más a los poderosos para darle a los que menos tienen”. Por su parte el 39,2 eligió la opción más patrocinada por los medios de comunicación: “que el estado no se meta tanto en la vida de la gente”. Volviendo a las percepciones; el 63,4% de los encuestados cree que las elecciones del 2023 son fundamentales para resolver el futuro del país.
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Todo indica que las aspiraciones ciudadanas para el próximo turno de gobierno están signadas por el cambio. No se trata, según se puede ver, de un cambio en el signo político del oficialismo. Se muestran con mucha claridad opciones y necesidades que no figuran en el menú de la derecha neoliberal. El 68,9% se manifiesta en contra del aumento de tarifas, el 62,2 a favor de un aumento salarial de suma fija y el 52,2 expresa la necesidad de nacionalizar el litio; por ejemplo.
El estudio sobre el panorama político y social muestra a los argentinos pensando la elección en clave de futuro. Es muy posible que luego del parate obligado por la crisis sanitaria mundial, y de la herencia Macrista; se requieran medidas concretas para la protección de las familias que cargan con salarios insuficientes, gastos exacerbados por la inflación y un endeudamiento asfixiante.
Por su parte, el Frente de todos tiene la necesidad política de clausurar la etapa del discurso “buenbobista “ para convertirse en su propia alternativa de gobierno, generar esperanza y motivar la reconstrucción económica.
Hay dos cosas que la sociedad rechaza, sobre todo en tiempos de crisis: a los cándidos y a los opositores acérrimos.
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